sábado, 24 de mayo de 2014

Deseos

Como bellos cuerpos de muertos que nunca envejecieron
y encerrados, con lágrimas, en brillante mausoleo,
con rosas en la cabeza y jazmines en los pies;
así son los deseos que transcurrieron
sin haberse cumplido, sin llegar a entregarse
a una noche de placer, o a su luminosa mañana.

C. P. Cavafis, 1904
Versión de Clara Fernández, 2014

miércoles, 30 de enero de 2013

Anomalía

Algo tan ínfimo como una lágrima puede llevarse el mundo tras de sí o arrastrarse hacia la eternidad del olvido de quien no quiere saber.

domingo, 20 de enero de 2013

Mar antiguo

Dejé la estepa cansado y aturdido
Pasto de la ansiedad
No hay otros mundos
Pero sí hay otros ojos
Aguas tranquilas en las que fondear
Mar antiguo, madre salvaje
De abrigo incierto que acuna el olivar
Muge mi alma, confusa y triste
Ojos azules en los que naufragar
Te he echado tanto de menos
Patria pequeña y fugaz
Que al llegar cruel del norte el huracán
No se apague en tu puerto el hogar
Mar antiguo, madre salvaje
En tus orillas de rodillas rezaré
Tierra absurda que me hizo absurdo
Nostalgia de un futuro azul en el que anclar

                                                                               El útimo de la fila

viernes, 18 de enero de 2013

Un día sin ti

Un día sin ti, amor, no tiene sentido
Mi cama se llena de tiempo perdido
Un día sin ti no tiene receta
Me curo pensando qué harás en tu vida secreta
Mi abrazo busca tu forma
Tu voz desde lejos se pierde entre sombras
¿Dónde vas? ¿Dónde estás? ¿Dónde vas sin mí?
¿Dónde vas? ¿Dónde estás? ¿Dónde vas sin mí?
¿Quién serás sin mí?
Marlango

viernes, 4 de enero de 2013

La utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.
Eduardo Galeano

viernes, 14 de diciembre de 2012

Si Dios existe (Θεός αν είναι)

De noche entras en mis sueños
Como si fuesen tu jardín
Y aunque me crecieran alas
Yo no me marcho de tu lado
Si Dios existe

Miles de ángeles reparten
Blancos vástagos de olvido
Y de mi cuerpo como estrellas
Salen suspiros de hijos tuyos

Si Dios existe que ardas en llamas
Y bebas fuego de lágrimas
No puedes una vida entera perdonar
Si Dios existe y si alguien me ama
Si Dios existe y si alguien me ama

Hace tiempo que mis amigos
Hicieron casas y familias
Y a la intemperie solamente
He quedado yo sin ningún techo

Si Dios existe que ardas en llamas
Y bebas fuego de lágrimas
No puedes una vida entera perdonar
Si Dios existe y si alguien me ama
Si Dios existe y si alguien me ama

Letra de Lina Nicolacopulu
Música de Goran Bregovic
Versión en español de Clara Fernández

Ítaca

Cuando emprendas el camino hacia Ítaca,
espera que la travesía sea larga,
llena de aventuras y de saberes.
A los lestrigonas y a los cíclopes,
al enfadado Poseidón no temas,
no te los cruzarás en tu camino,
si mantienes tu mente en alto, si una
selecta emoción te invade en cuerpo y alma.
A los lestrigonas y a los cíclopes,
al salvaje Poseidón no hallarás,
si no los llevas dentro de ti mismo,
si tu alma no los pone frente a ti.

Espera que la travesía sea larga,
y muchas las mañanas de verano
en que con gran deleite y alegría
arribes a puertos nunca antes vistos;
y te detengas en puestos fenicios,
y te hagas con hermosas mercancías,
de nácar, de coral, de ámbar y de ébano,
perfumes sensuales de toda clase,
cuantos más distintos perfumes puedas;
que veas muchas ciudades egipcias,
que los sabios te enseñen lo que saben.

Ten Ítaca presente todo el tiempo.
Regresar allí es tu destino y meta.
Mas no te des en absoluto prisa.
Será mejor si tardas muchos años;
Si echas las anclas en la isla viejo ya,
rico por cuanto ganaste en el viaje,
no por lo que pueda ofrecerte Ítaca.

Ítaca te ha dado el precioso viaje.
De no ser por ella no habrías partido.
Pero ya no tiene nada que darte.

Y si la hallas pobre, no te ha engañado.
Ahora que eres sabio y experto, ahora
comprendes el sentido de las Ítacas.

C.P. Cavafis, 1911
Versión de Clara Fernández Fernández, 2012